No nos damos cuenta de que el tiempo está continuamente pasando.
Imagínate que vas por la calle, y a tu lado pasa caminando una persona, y tú la conoces, o al menos la conocías. El tiempo ha hecho que cambiéis, que todo a tu alrededor cambie. Y piensas en todas las promesas que le hiciste a esa persona, o en todas las que le podías haber hecho, y que el tiempo se las ha guardado bajo su manga, y las ha dejado para el olvido. Recapacitas, y te das cuenta de que la persona que siempre estará contigo eres tú mismo.
Eres la única persona a la que tienes que rendirle cuentas. Tú eres la única persona a la que le tienes que prometer el cielo, o el amor eterno. Ya que nunca podrás deshacerte de ti mismo, porque incluso después de la muerte vuestra historia sigue escribiéndose, porque lo que muere es el corazón, no el alma.
Y digo yo, ¿qué hay de tus recuerdos? ¿quién es la única persona que ha estado en todos y cada uno de ellos? ¿quién ha estado a tu lado en todo momento? Haciéndote compañía cuando estas en el suelo, y empujándote cuando estás de pie. Sabes perfectamente cual es la respuesta. Es la única persona que note puede decepcionar, y si lo hace, puedes cambiarla para que no se vuelva a repetir. Solo puedes ser tú mismo. Solo debes cambiar para hacerte feliz a ti mismo, para mejorar. Solo tú vas a ser tu compañero fiel.
Y digo yo, ¿qué hay de tus recuerdos? ¿quién es la única persona que ha estado en todos y cada uno de ellos? ¿quién ha estado a tu lado en todo momento? Haciéndote compañía cuando estas en el suelo, y empujándote cuando estás de pie. Sabes perfectamente cual es la respuesta. Es la única persona que note puede decepcionar, y si lo hace, puedes cambiarla para que no se vuelva a repetir. Solo puedes ser tú mismo. Solo debes cambiar para hacerte feliz a ti mismo, para mejorar. Solo tú vas a ser tu compañero fiel.